miércoles, 29 de septiembre de 2010

Un día miércoles que avizoraba ser como cualquier otro, recibimos un e-mail de la Unidad de Género y Juventud del Ministerio en el que laboro como funcionaria. La invitación con carácter de obligatoria era para asistir a un Taller de Capacitación sobre la realidad del VIH–SIDA en el Ecuador. Muchos de nosotros, nos preguntábamos porque teníamos que asistir a tratar un tema que aparentemente no tiene relación directa con nuestra labor como Inspectores de Trabajo, inclusive no faltó quien protestara por la acumulación de inspecciones y audiencias que tendría al siguiente día, después del taller.

El jueves, estábamos allí, en uno de los Salones del Hotel Cabañas Balandra, pensando en que nos iban a decir lo que siempre se escucha sobre el VIH-SIDA: Los conceptos, la fidelidad mutua en la pareja, el uso adecuado del preservativo, la prueba de detección gratuita para la mujer embarazada; como medidas de prevención para evitar la expansión de la epidemia. El periodo de incubación, la etapa terminal, la muerte.

Una mujer de mediana estatura que venía acompañada de un ciudadano español de muy buen ánimo, nos dieron la bienvenida. Luego de hacer una breve inducción al tema, nos entregaron tres tarjetas de diferentes colores, en ellas debíamos escribir los nombres de las personas que más amábamos, una vez escritos estos nombres hicimos un círculo humano con los ojos cerrados y las tarjetas en nuestras manos, el virus del VIH–SIDA, se encontraba en medio del círculo y en el momento menos pensado nos arrebataba una de las tarjetas, se llevaba a uno de nuestros seres más queridos en esta tierra: Al padre, a la madre, al hermano o hermana, a los hijos, al mejor amigo o amiga. La sensación fue tan real, que caímos en cuenta que el VIH está muy cerca de nosotros, es parte de nuestra realidad, no es un mito, ni es una forma de morir lejana que solo afecta a los homosexuales y trabajadoras sexuales; según las cifras del Ministerio de Salud Pública cerca de 10.229 niños y adultos viven actualmente con el virus. Sin embargo, se estima que pueden existir muchos más casos y estas personas ignoran su estado de salud.


Solo en el 2007, 1.102 jóvenes entre 15 y 29 años se infectaron, lo que representa el 50% del total de los nuevos casos. Por falta de Información y conocimiento sobre este mal, muchos adolescentes adoptan comportamientos de riesgo que les exponen a la infección del VIH.

En el 2007, se observa una feminización de la epidemia del VIH-SIDA; cada año se infectan más mujeres. Actualmente el Ecuador confronta una relación de una mujer por cada 1.54 hombres infectados. El 73.8% de las mujeres son amas de casa o empleadas domésticas.

El 88.7% de los nuevos casos son personas de entre 15 y 49 años, lo que corresponde a la población económicamente activa. Entre las categorías sociales más afectadas encontramos: Quehaceres domésticos (29,4%), obreros (20%), desocupados (15,2%), empleados (9,2%), comerciantes (7,5%) y profesionales (3,6%). Se estima que si las tasas porcentuales se mantienen en el mismo ascenso, para el año 2015, por cada familia en el Ecuador habrá una persona con VIH.

Respuestas frente al VIH-SIDA.- Vuelvo al círculo, abro los ojos, lloro por la tarjeta que perdí, por la persona que me arrebató el virus… ¿Y si mis padres, mis hijos, mis hermanos me hubiesen perdido a mí?, esto sería lamentable sabiendo lo importante que soy para ellos; por ello debo ser responsable ante esta epidemia, difundiendo y poniendo en práctica lo siguiente:
Sigo en el círculo y vuelvo a cerrar los ojos, los facilitadores nos entregan una vela, todos la encendemos, eso somos de ahora en adelante nos dicen, una luz de esperanza en nuestras familias, en nuestros trabajos, en nuestra comunidad, este es un mensaje que se debe guardar, se debe difundir y compartir, estas palabras pueden salvar una vida y quizás una vida que está muy cercana a nosotros. La luz de las velas significa además, que la vida de las personas con VIH–SIDA no ha terminado, es verdad que sus condiciones cambian en muchos aspectos, pero siempre es posible seguir adelante.

A las personas viviendo con VIH-SIDA, no las aniquila la enfermedad, pueden vivir muchos años si reciben el tratamiento adecuado y a tiempo, lo que verdaderamente les arruina la vida, es la discriminación y el abandono. Esto a pesar que existe un marco legal que los ampara, la Constitución de la República y la Ley de Prevención y Asistencia Integral del VIH-SIDA del Ecuador, Acuerdos Ministeriales y Tratados Internacionales, en los que se incluyen Convenios de la OIT, ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO; prohíben so pena de sanción, la discriminación contra las personas portadoras del VIH, que puede darse de diferentes formas: En el Derecho a la salud, al trabajo, a la educación, violación del derecho a la privacidad y confidencialidad, tratos crueles e inhumanos, entre otros que afecten a su dignidad, igualdad y libertad.

La comunidad no debe dar la espalda a esta realidad, debemos estar conscientes de que debe primar la solidaridad, el respeto, asistencia y apoyo para estas personas. No estigmatizar ni utilizar términos que impliquen sufrimiento síquico para el portador, antes por el contrario hablar de vida, de alternativas y oportunidades de tratamiento; actualmente en el Ecuador los anti retro virales se suministran por el Estado en forma gratuita para las personas portadoras que por su condición económica no podrían acceder al tratamiento por sus propios medios.

Durante el transcurso del taller, conocimos a Carlos (nombre ficticio), quien estuvo sentado a nuestro lado, participó activamente y almorzó con nosotros, y al final nos dio una lección de valor y dignidad. Se puso de pie y dijo: “Soy una persona que vive con VIH, tengo diez años luchando por sobrevivir, mi esposa y mis tres hijos también son portadores del virus, cuando me casé no sabía que estaba infectado, y así seguí con mi vida normalmente, sin saber la verdad, conocí a la que hoy es mi esposa, luego de un tiempo ella enfermó de una afección pulmonar, en ese momento nos enfrentamos a la realidad, habíamos estado viviendo con VIH sin saberlo, nuestra vida cambió, me despidieron del trabajo y así sin recursos, de la noche a la mañana nos vimos en la necesidad de enfrentar una batalla por la vida, una batalla que hasta ahora la estamos sobrellevando, gracias a que Dios nos ha dado fortaleza seguimos adelante, estoy aquí frente a ustedes para decirles que cuiden sus vidas, un momento de placer puede trastocarlo todo, la única manera de agradecerle a Dios por permitirme vivir tanto a pesar de ser portador, es presentándome ante ustedes para pedirles que por favor, recapaciten, el VIH no mira condición social, edad, color de piel, sexo, posición económica, simplemente te puede pasar a ti también, cuídate y cuida a los tuyos, háblale a tus seres queridos, tenemos un país muy hermoso, no permitamos que nuestra gente muera inútilmente porque no supo prevenir o porque nadie le informó sobre esta enfermedad, seamos conscientes y hagamos conscientes a los demás”…

El sol de la tarde se iba difuminando lentamente, nos despedimos siendo presos de emociones extrañas, valió la pena dijimos, estamos conscientes que todos somos protagonistas para cambiar la historia y marcar diferencias. En silencio di gracias a Dios por este tiempo.

Fuentes estadísticas: “Taller sobre el rol del Ministerio de las Relaciones Laborales Frente al VIH-SIDA”.